![]() Hace algo más de un mes realizamos una infografía sobre una propuesta para enfrentar el COVID en el ámbito bancario y de PyMES en Ecuador. Publicamos la misma en los recursos de nuestra página web, al mismo tiempo que publicamos en redes sociales una imagen simplificada de esta propuesta. En resumen, se buscaba que los bancos se comprometan a apoyar a las PyMES con problemas de liquidez y que pueden caer en riesgo de pago, a través de la intervención de potenciadores de negocios como incubadoras, aceleradoras o consultores, enmarcando este servicio dentro de un programa de Responsabilidad Social de la banca. ![]() Conscientes de que los bancos podrían estar reacios a esta idea, pensamos en un incentivo para los mismos, el cual sería -en términos simples- una mejora a la calificación de su cartera en riesgo al brindar este servicio a la PyME deudora, incentivo que le correspondería a la Superintendencia de Compañías proporcionar. Así todos aportaban y se apoyaba a la reactivación económica a través de la innovación, formando un círculo virtuoso entre Estado, banca, PyMES y agentes potenciadores. ¿Cuáles fueron los resultados? Algunas críticas, mucho apoyo; pero también muchas personas no entendían el tema, al ser un poco complicado si no se manejan términos de la banca y no conoces las funciones de los actores previamente mencionados. Este ejercicio nos permitió observar cosas interesantes acerca de la coyuntura ecuatoriana. Por ejemplo, los profesionales dentro de las empresas o personas con un nivel de preparación mantienen una mentalidad tradicional: un punto muy sensible, porque como país resulta muy difícil innovar y buscar soluciones, mucho más cuando nuestros políticos y profesionales no son capaces de ver más allá. ![]() ¿A qué me refiero? A que las personas consultadas y las que proporcionaron sus críticas tenían opiniones como lo siguiente: “No es una buena idea, porque el problema de las empresas con el COVID es la falta de liquidez y no es que se administran mal”. Nosotros tomamos este criterio con los brazos abiertos, ya que identifica -claramente- que tendemos a pensar que los únicos problemas de una empresa son una mala administración, un mal producto o servicio, u otros problemas externos, como pandemias que no me permiten vender un producto. Sin embargo, entendamos que la falta de flexibilidad o adaptabilidad al cambio, la escasa capacidad de reacción y la falta de innovación y creatividad también son graves problemas de las empresas hoy en día, y que se ven acentuados aún más en circunstancias extremas. Previo al COVID, un producto podía tener cierta demanda y ahora no; o el producto puede haber mantenido su demanda, pero ahora no cuenta con un adecuado canal de distribución; o el mismo producto puede haber mantenido su demanda y haber garantizado su distribución, pero la empresa nunca ha tenido una buena gestión. En todos los casos, el resultado es un problema de liquidez, y si profundizamos un poco más, el problema de fondo es la gestión: no hablamos de una buena o mala gestión, simplemente podemos concluir una gestión sin innovación, creatividad, agilidad o flexibilidad (estas empresas son en las que nos estamos enfocando). ![]() Sea como sea, hay que ver más allá. No es posible decir que, como no se puede vender por el COVID, se dejará de pagar al banco. Hay que saber que una empresa puede cambiar su modelo de gestión e innovar, puede mantener el producto y cambiar el canal de distribución, puede buscar la asociatividad como estrategia para acercar sus productos o servicios al cliente, y esto lo debe hacer con creatividad; y si no cuenta con gente que apoye en el proceso, existen incubadoras, aceleradoras, consultores, universidades… en fin, varias entidades y organizaciones que pueden apoyar. Justamente aquí es donde visualizábamos un apoyo a través de un programa de Responsabilidad Social de la banca, que en lugar de pagar abogados para cobrar, perseguir o seguir endeudando con refinanciamientos, sea una entidad que apoya al desarrollo de las PyMES para que puedan seguir adelante y pagar sus obligaciones. La gente que recibió la idea con mucha alegría, tenía las mismas dudas que nosotros: el banco no va a ayudar así porque sí, y fue verdad. En cuanto al incentivo de la Superintendencia, hicimos lo que pudimos para tener un acercamiento, pero se ve que es un ente que no está tan libre de la presión de los bancos. ¡Qué complejo este tema! La institucionalidad del Estado siempre es compleja, sobre todo si el regulado tiene más poder que el ente regulador. En fin, estoy siendo crítica en este artículo, y no era mi intención. Mi intención es mencionar -principalmente- que no debíamos contar con la buena intención de los bancos. Así que investigamos un poco más y vimos estrategias dentro de otras áreas que puedan ser adaptadas a lo que quisiéramos lograr, con lo que ajustamos nuestra idea. ![]() Encontramos los “Vouchers de innovación”. En algunos países los utilizan para incentivar a las artes, propiciando a que artistas se junten con empresas tradicionales para que logren innovar: se trata de un instrumento que promueve la innovación y la creatividad en el sector empresarial. ¡Esto es lo que buscábamos! Es necesario que exista algún incentivo público que permita a las PyMES en problemas contratar ayuda de potenciadores de empresas que las acompañen y guíen para encontrar y generar su valor agregado, a través de propuestas de innovación, asociatividad, colaboración, etc.; así, estas empresas tradicionales pueden tener un impulso y migrar hacia su mejor versión. Pero, ¿qué exactamente son los vouchers? Pues es un incentivo público, es decir, un instrumento que puede tener un valor de entre 2000 o 4000 dólares, y que el gobierno otorga como ayuda a la PyME para la contratación de un potenciador de empresas. De esta manera, la PyME obtiene un servicio para salir adelante y mantener sus operaciones, al mismo tiempo que a los potenciadores se les paga con dicho voucher. Los potenciadores son empresas o personas calificadas y registradas por el gobierno (esto lo puede manejar la Senescyt por sus competencias en innovación), siendo así un círculo virtuoso en donde el Estado se está preocupando de apoyar a las PyMES en momentos de COVID para innovar y ser más productivos. Quizá, así podríamos salir poco a poco de la crisis. Y si el Estado no tiene dinero, sí ha generado un fondo y brinda préstamos. Esta es solo una idea, existen muchos aspectos por pulir, como el tema de dónde el Estado puede obtener estos recursos para otorgar los vouchers, pero quería compartir el proceso de evolución de esta idea-propuesta, aceptando las críticas, considerando las palabras de aliento y apostando a que este ejercicio nos ayudará tanto a nosotros como a ustedes, y ojalá después de trabajar mucho la idea, esta pueda ser de aporte para nuestro país. Autora: Cristina Cadena P.
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Julio 2020
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